F. J. Muñoz (2011). “La descolonización de Asia y África. El movimiento de los países no alineados” (Sección Temario
de oposiciones de Geografía e Historia), Clío 37. http://clio.rediris.es. ISSN: 1139-6237.
CONCEPTO Y CAUSAS DEL PROCESO DESCOLONIZADOR. PRINCIPALES
ETAPAS. CONCEPTUALIZACIÓN.
El término “descolonización” fue utilizado por primera vez por Henri Labouret en 1952 en
su obra Colonización, colonialismo, descolonización, siendo éste un concepto que admitiría varias
interpretaciones. En general, podría afirmarse que como tal se entiende el acceso a la independencia
por parte de los pueblos que están bajo régimen colonial, el proceso mediante el cual estos
consiguen la independencia respecto a sus dominadores coloniales; es decir, el proceso mediante el
cual se pone fin jurídica y políticamente al colonialismo y, por otra, se forman Estados
independientes y soberanos.
PRINCIPALES CAUSAS DE LA DESCOLONIZACIÓN.
Los factores o causas que explican la descolonización, interviniendo decisivamente en la
misma, son complejos y variados, y actuaron además interrelacionados entre sí.
& AFIRMACIÓN ANTIOCCIDENTAL EN LAS COLONIAS.
Desde el final de la Gran Guerra, con el comienzo de un cierto declive occidental, poco a poco
en los territorios coloniales iría surgiendo una afirmación antioccidental, una clara oposición hacia
el Occidente imperialista y opresor, que en muchas ocasiones contribuyó a dotar de cuerpo teórico a
muchos nacionalismos. A grandes rasgos, y con diferentes nomenclaturas según los autores, podrían
distinguirse hasta 3 grandes movimientos de afirmación antioccidental:
• “Asiatismo”. Muy influido en su configuración tanto por el ejemplo del Japón como por la
revolución del gigante chino, no se traduciría tanto como una comunión de intereses asiáticos sino
más bien como una voluntad de oposición a Occidente, un reflejo de defensa.
• “Islamismo”. Identificado con el Imperio Turco, se definiría como la reacción contra
Occidente de la comunidad religiosa islámica, a pesar de su fragmentación política y dispersión,
basada en la creencia de que la renovación del Islam le permitiría recuperar, frente a las fuerzas
exteriores y hostiles, la fraternidad y la
solidaridad de los musulmanes.
• “Africanismo” o “Negritud”.
Movimiento nacido en América, entre los
descendientes de la esclavitud negra, cuya clave
explicativa la encontraríamos en la
identificación que establecía entre población de
raza negra y continente africano. Sería ya a partir de 1945, tras el “V Congreso Panafricano” celebrado en Manchester, cuando los líderes e
intelectuales africanos se integrarían en este movimiento, aunque ya con un talante mucho más
reivindicativo: carácter anticolonialista y antioccidental.
• “Panasiatismo”, “Panislamismo”, “Panarabismo” y “Panafricanismo”. Junto a las
anteriores conjuraciones, y complementándose con las mismas, también fueron elementos clave los
movimientos de solidaridad y colaboración entre los pueblos afroasiáticos, que fomentaban las
relaciones y la unidad entre ellos.
& EL NACIONALISMO COLONIAL Y SUS LÍDERES.
La aparición y desarrollo de los movimientos nacionalistas en las colonias afroasiáticas, en los
que se consolidó una mentalidad emancipadora, ayuda a entender mucho mejor el camino seguido
por el proceso descolonizador en el siglo XX. Básicamente, en la formación de éste intervendrían
los siguientes elementos:
• La contradicción de los países colonizadores, que reivindicaron para sí la plena soberanía
política y económica, negándosela a su vez a sus colonias.
• La difusión de las ideología democrática europea y el cambio de mentalidad, llevado hasta
allí tanto por los soldados coloniales como por los jóvenes nativos que habían estudiado en las
universidad europeas, asimilando los conceptos de libertad, soberanía e independencia, que luego
tratarían de implantar en sus lugares de origen.
• El protagonismo alcanzado por las colonias durante la IIGM, y el rechazo a la
explotación a la que estaban sometidas por sus metrópolis.
• El odio racial a los blancos europeos, y la denuncia del capitalismo y el imperialismo.
• La recuperación de la identidad nacional y la afirmación de los propios valores frente a
los europeos.
Sería en el continente asiático donde, aparte de más tempranamente, el nacionalismo se
manifestara de un modo más general; en África, un territorio mucho menos desarrollado que el
asiático desde todos los puntos de vista, ese sentimiento nacionalista sería más débil y tardío.
Por último, destacar que para representar una fuerza política, los movimientos nacionales
debían convertirse en movimientos de masas, algo para lo cual fue indispensable el crucial y
decisivo papel que jugaron los distintos líderes nacionalistas, quienes se encargaron de encarnar la idea nacional al proponer programas políticos que serían acatados por todos dada su autoridad moral. Algunos de esos líderes, así como distintas fuerzas nacionalistas, serían: Sun Yat-Sen y el Kuomintang en China; el Partido del
Congreso, la Liga Musulmana, Gandhi, Nehru y Alí Jinnah en la India Británica; el Viet-Minh y
Ho Chi-Minh en la Indochina Francesa; Abd el-Krim y su República del Rif; Atatürk en Turquía;
Sukarno en Indonesia; los Jóvenes Egipcios y Nasser en Egipto; Nkrumah en Ghana; el Bloque
Democrático Senegalés y Senghor en Senegal; Lumumba en el antiguo Zaire; Nyerere en Tanzania,
Jomo Kenyatta en Kenia…
FAVORABLE CONTEXTO INTERNACIONAL.
Las dos grandes guerras mundiales que tuvieron lugar en la 1ª mitad del siglo XX
repercutieron notablemente en las relaciones hasta entonces existentes entre las metrópolis y las
colonias, creando una nueva situación en sus mutuos vínculos de intercambio y de dependencia. Sus
consecuencias (Ej. Consiguiente debilidad europea) trastocaron y pusieron patas arriba el tablero de
las relaciones entre potencias imperiales y sus entonces aún dependencias coloniales.
• El despertar de la I Guerra Mundial y el inicio del resquebrajamiento del sistema
colonial. Tras la I Guerra Mundial, y a pesar de que Occidente seguía manteniendo su confianza en
la perennidad de la colonización, como lo demuestra el hecho de las renovadas ambiciones
coloniales de los beligerantes y las múltiples promesas reformistas realizadas a sus colonias durante
el conflicto bélico, el posterior incumplimiento de éstas, junto a otros factores y problemas ya
larvados (ej. enormes reclutamientos y pérdidas, tanto humanas como materiales), la situación
derivó hacia el inicio del resquebrajamiento del sistema colonial. Imprescindibles para entender el
futuro proceso descolonizador fueron las tesis formuladas un año antes de la conclusión de la I
Guerra Mundial, en enero de 1918, por el entonces presidente norteamericano Thomas Woodrow
Wilson: los famosos “14 puntos de Wilson”, pusieron sobre la mesa los principios de igualdad y
soberanía de los territorios dependientes y el anhelo de que cada pueblo fuera libre de disponer de
su destino y gobernarse por sí mismo. Por otro lado, para la Unión Soviética, la descolonización era
un medio de facilitar la penetración de la ideología marxista y de ampliar su órbita de influencia.
• La II Guerra Mundial y la inutilidad del obsoleto sistema colonial. Tras una II Guerra
Mundial que multiplicaría los efectos de la primera, y el colapso de los imperios europeos y
japonés, Europa despertaría de su “bonito sueño” tras la pérdida de su hegemonía en el mundo. Así,
ante la imposibilidad real de seguir conservando las colonias más importantes de Asia, unido ello a
la cada vez mayor fuerza de las ideas anticolonialistas pregonadas por las dos superpotencias
vencedoras, además de la clara postura anticolonial que desde su constitución mantuvo la nueva
ONU, las potencias imperialistas acabaron por convencerse de la inutilidad del obsoleto sistema
colonial.
EL APOYO DE LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES.
Otro importante elemento a considerar, como agente dinamizador y favorecedor del proceso
descolonizador en el siglo XX, fue la actuación de los dos grandes organismos internacionales, la
ONU y su antecesora Sociedad de Naciones, cuyas políticas mostraron desde el primer momento un
decisivo apoyo a la causa descolonizadora.
• “Sociedad de Naciones”. Creada en 1919 a la finalización de la I Guerra Mundial,
materializándose con ella el último de los catorce puntos propuestos por Wilson, nacía con la
esperanza de poder convertirse en un organismo supranacional que velara por la paz mundial y en el
que se discutiera, sin el recurso a las armas, los conflictos entre las naciones. Eso, tan sólo el hecho
de que se lograse constituir algo semejante, supuso un éxito sin precedentes; sin embargo, como el
propio devenir de la historia no tardaría en demostrar, fracasaría estrepitosamente. Sí debiera ser
destacada su postura respecto a los hasta entonces territorios coloniales de las potencias perdedoras
en la I Guerra Mundial y, sobre todo, su invención y puesta en marcha de un sistema de mandatos
que transformaría notablemente, administrativa y territorialmente, el mundo colonial; básicamente,
éste consistía en la tutela internacional ejercida por un país colonizador en representación y por
mandato de la Sociedad de Naciones sobre un país colonizado, y de cuya acción tutelar debía dar
cuenta regularmente al organismo internacional. Cabe reflexionar, desde la distancia, el si aquella
fue una postura anticolonial tendente a la ayuda y tutela de los territorios menos desarrollados hasta
que estos estuvieran preparados para su independencia, o simplemente se trató de una inteligente y
práctica salida ante la situación de hecho ya existente, beneficiosa fundamentalmente para las
potencias imperialistas, debido a que la simple anexión habría ido en contra de todo lo que habían
formulado poco antes.
• “Organización de las Naciones Unidas”. Recogiendo el testigo de la difunta Sociedad de
Naciones, a la conclusión de la II Guerra Mundial se creó la ONU, organización internacional de
naciones basada en la igualdad soberana de sus miembros. En primer lugar, habría que señalar que,
aunque no decididamente desde el primer instante, la ONU enseguida asumiría el papel de portavoz
de la causa descolonizadora (“Resolución 1514”, de 1960), se convertiría en una tribuna
privilegiada desde donde los territorios coloniales pudieron luchar por su libre autodeterminación,
así que, perfeccionando al antiguo sistema de mandatos, introdujo un nuevo régimen de tutela
colonial conocido como régimen de administración fiduciaria. Este sistema, basado en el derecho de
los pueblos a acceder libremente al régimen jurídico que deseasen una vez alcanzadas unas
condiciones mínimas, consistiría en una tutela internacional cuyo objetivo sería promover la
evolución de los territorios, en todos los aspectos, y su desarrollo progresivo hacia el gobierno
propio y la libre determinación. Además de esto, también se ocuparía del conjunto de territorios,
nominados como “no autónomos”, que no fueron sometidos al régimen de administración fiduciaria
debido a que aún no habían logrado su autogobierno y/o seguían siendo administrados por potencias
pertenecientes a la ONU.
LA SOLIDARIDAD DE LOS NUEVOS PAÍSES INDEPENDIENTES.
En un contexto internacional de Guerra Fría, con el mundo dividido en dos bloques
enfrentados, el deseo de independencia acercó a africanos y asiáticos en la década de los 50. Los
nuevos países independientes, en su mayoría asiáticos pero también algunos africanos, unieron
esfuerzos y reafirmaron sus lazos con el fin de desarrollar, de forma conjunta y solidaria, una
postura política internacional de neutralidad, claramente anticolonial y en favor de la independencia
de todos los pueblos todavía subyugados.
Tras una serie de conferencias previas, toda esa hermandad frente a la colonización se
concretaría en la "Conferencia Afroasiática de Bandung",
celebrada del 18 al 24 de abril de 1955, promovida por el
presidente indonesio Sukarno y el primer ministro indio Nehru.
Allí, sin contar con las tradicionales potencias mundiales de un
Occidente que parecía no querer aceptar la nueva realidad, 29
países afroasiáticos recientemente independizados se reunieron
para intentar fomentar la comprensión y las relaciones entre las
naciones de Asia y África; examinar sus problemas
económicos, sociales y culturales; examinar las cuestiones de
la soberanía nacional, el racismo y el colonialismo que les
afectaban especialmente; y considerar la posición de Asia y de África en el mundo y su
contribución a la paz y la cooperación internacional.
A pesar de que los resultados de la conferencia fuesen un tanto generales debido a que se
tuvieran que conjugar los múltiples intereses de los distintos asistentes a la misma, esa toma de
conciencia de los pueblos afroasiáticos constituyó un hito histórico.
FASES Y CRONOLOGÍA DEL PROCESO DESCOLONIZADOR.
Aunque la descolonización propiamente dicha diera comienzo ya antes del siglo XX (Ej.
Proceso descolonizador americano), bajo la etiqueta de “época de la descolonización” se engloba
solamente la transformación internacional que tuvo lugar en el mundo tras la IIGM, de manera
incontenible, y que se prolongaría en el tiempo hasta la década de los setenta. Así, en el proceso descolonizador de los territorios coloniales a lo largo del siglo XX se pueden distinguir diferentes
fases:
1. 1919 – 1945 > Tras la independencia conseguida en los dos siglos anteriores por
algunos de los territorios coloniales de los viejos imperios del Reino Unido, Portugal y España, el
periodo de Entreguerras esta etapa se denomina “la fase de preparación y orígenes del proceso
descolonizador”, aunque durante la misma también se dieran las independencias de los antiguos
territorios musulmanes del Imperio Otomano administrados como mandatos bajo tutela francobritánica:
Irak, Jordania, Siria y Líbano.
2. 1945 – 1955 > Tras la I Guerra Mundial y hasta la Conferencia de Bandung de 1955
fue cuando, fundamentalmente en el continente asiático, el proceso de la descolonización se
mostraría en toda su magnitud (Ej. India, Pakistán, Ceilán, Birmania, Malasia e Indonesia).
3. 1955 – 1980 > Desde ese 1955, y hasta 1980, se darían las independencias de la
mayor parte de los restantes territorios coloniales, en esta ocasión básicamente en el continente
africano, tanto en el norte de África (Marruecos, Túnez, Argelia y Libia) como en el
“África negra” (Ghana, Nigeria, Kenia, Camerún, Gabón, Chad, Sudán, etc.).
4. 1980 – ... > Aunque el proceso se diera ya por finalizado en ese 1980, todavía
quedaron algunos pequeños flecos en forma de territorios residuales, cada uno de ellos con sus
propias dificultades y particular problemática, que poco a poco han ido, e irán en el futuro,
superando su situación y despojándose, de una u otra forma, de su dependencia.
Lógicamente, el proceso descolonizador no se produjo de la misma manera en todos los
territorios, al estar condicionado éste tanto por el sistema administrativo y organizativo impuesto
por los europeos como por la situación geopolítica de la colonia, así como por la actitud de ambas
partes. Por ello, se distinguen varias modalidades o vías de descolonización:
• La vía pacífica fue la opción adoptada por el Reino Unido, quien actuó con gran realismo
y, aunque a veces fueran inevitables las tensiones, en general “renunció a sus territorios” con el
objetivo de salvaguardar los lazos comerciales y monetarios, integrándose entonces sus antiguas
colonias como miembros de la “Commonwealth”. Para ello, dotó a sus colonias, progresivamente,
de mayores cotas de autogobierno e instituciones semejantes a las europeas, hasta que, de común
acuerdo, se proclamaba la independencia.
• La vía revolucionaria supuso la violencia y el enfrentamiento armado entre colonias y
metrópolis, encarnando a la perfección esta modalidad las actuaciones de Holanda y Portugal en
sus antiguas posesiones de Indonesia, Angola o Mozambique.
• También hubo un modelo mixto, seguido por Francia, dependiendo de la colonia y del
momento: se opuso furibundamente a la independencia de Indochina y Argelia, lo que provocó
dramáticas guerras en dichos territorios; por contra, aceptó la independencia pacífica de la mayoría
de sus colonias africanas.
LA DESCOLONIZACIÓN DE ASIA
Fue un largo proceso iniciado ya a finales del siglo XIX, cuando en las colonias comenzaron a
emerger diferentes movimientos nacionalistas, a imagen y semejanza de los idearios occidentales y
muchas veces como consecuencia del progreso material alcanzado, en un intento por recuperar las
identidades nacionales históricas o, cuando éstas no hubieran existido con anterioridad, conseguir
lograr una revolución social que transformara su existencia. De todos modos, hasta después de 1945
el proceso no enfilaría su tramo más sustancial e importante, caracterizado éste por la consecución
de la independencia, aunque siempre en difíciles condiciones internas de la mayor parte de los
pueblos asiáticos (ej. múltiples divisiones étnicas, religiosas y sociales; carácter insular de muchos
pueblos...).
LA INDEPENDENCIA DEL PRÓXIMO ORIENTE.
Tras la derrota del Imperio Otomano en la I Guerra Mundial, los territorios árabes que lo
componían pasaron a depender de la Sociedad de Naciones, quien encargo su administración y
tutela, en forma de mandatos, al Reino Unido (Irak, Transjordania y Palestina) y Francia (Siria y
Líbano). Precisamente, el proceso descolonizador en aquel contexto se vio profundamente alterado
por la rivalidad existente entre dichos administradores, además de por la desmembración artificial
del territorio, la enemistad entre árabes y judíos, y las guerras por el control del petróleo y el Canal
de Suez.
Así, Irak se independizó en 1930, Siria y Líbano en 1946, cuando también la Transjordania
se convirtió en el reino de Jordania; el Estado de Israel fue proclamado el 14 de mayo de 1948
(aunque su creación estuviera ya prevista allá por 1917, “fue necesario” el genocidio judío a manos
de los nazis); y luego ya el resto de países árabes: Omán (1951), Kuwait (1961), Yemen (1967),
Qatar, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos (1971).
LA INDEPENDENCIA DEL ASIA MERIDIONAL.
Atendiendo a las diferentes potencias colonialistas en este ámbito, señalar que:
• El subcontinente indio, la perla del Imperio Británico desde el siglo XVIII, hoy en día
alberga a las naciones independientes de la India (1947), de mayoría hindú, y Pakistán (1947) y
Bangladesh (1971), de mayoría musulmana; también posesiones británicas en aquel ámbito,
asimismo independientes, son Myanmar (1948), Sri Lanka (1948) y Malaysia (1957), entre otras.
Muchos autores han coincido en calificar a aquel proceso, a pesar de las sangrientas matanzas que
le siguieron, como modelo ejemplar.
• Las antiguas y heterogéneas Indias Holandesas del sureste asiático, es decir, la actual
República de Indonesia (1949), se vieron obligadas a conquistar su independencia por las armas
debido a la política conservadora y autoritaria de su metrópoli aunque, eso sí, viéndose ayudada en
dicho trance por un muy favorable contexto internacional.
• La península de Indochina, la posesión más valiosa del Imperio Francés y en la que se
mantenía una postura autoritaria que no preveía ninguna independencia, estaba compuesta por los
llamados “países annamitas” (Tonkín, Annam y Cochinchina), Camboya y Laos. Tras la II Guerra
Mundial, aunque pasando por múltiples conflictos y vicisitudes, Laos (1949), Camboya (1953) y
Vietnam (1954) lograron por fin alcanzar su independencia.
4. LA DESCOLONIZACIÓN DE ÁFRICA.
El continente africano, casi en su totalidad todavía en
manos de las potencias imperialistas al finalizar la II Guerra
Mundial, salvo las excepciones de Liberia (1847), la Unión
Sudafricana (1910), Egipto (solo en teoría, pero independiente
desde 1922,) o Etiopía (nunca colonizada, salvo durante el
intervalo 1936-1941), no alcanzaría su total independencia al
menos hasta mediados de la década de los 70.
LA INDEPENDENCIA DEL NORTE DE
ÁFRICA.
Zona de larga tradición musulmana y anticolonial dominada por Francia y el Reino Unido, sería ella la que haría de “punta de lanza del proceso”:
• Libia, colonia italiana repartida entre los aliados tras la derrota fascista, se independizó en
1951.
• En el ámbito británico, Egipto no alcanzaría su verdadera independencia hasta 1953;
mientras, al Sudán ésta no le sería concedida hasta 1956.
• Respecto a la independencia del Magreb colonial de Francia, resaltar lo difícil del proceso
allí dada la importante colonia europea allí asentada, a veces desde hacía generaciones. Aún así,
Marruecos y Túnez lograron pacíficamente su independencia en 1956; la cruz de la moneda fue
Argelia, nación que no lograría su emancipación, trágica, hasta 1962.
LA INDEPENDENCIA DEL “ÁFRICA NEGRA”.
En el resto del continente, denominado “África Negra” y caracterizado por su gran diversidad
étnica, lingüística y cultural, se distinguen claramente 2 vías hacia la independencia según fuera la
política descolonizadora seguida por cada una de las potencias imperialistas.
• El Reino Unido, tras la IIGM, decidió poner fin de forma pacífica a sus muchos años de
explotación intensiva y fue concediendo la autonomía progresivamente a sus muchas posesiones
coloniales en África, quienes también pasarían a formar parte de la “Commonwealth”: Ghana
(1957), primer Estado negro independiente; Nigeria y Somalia (1960), Tanzania y Sierra Leona
(1961), Uganda (1962), Kenia (1963), Malawi y Zambia (1964), Rhodesia (actual Zimbabwe) y
Gambia (1965), Botswana y Lesotho (1966), Swazilandia y las Islas Mauricio (1968), y,
finalmente, las Islas Seychelles (1976).
• Francia, que siempre apostaría más por la asimilación que por las concesiones, se encontró
con un gran rechazo y consiguientes independencias iniciadas por Guinea-Conakry (1958); poco
después llegarían las de Senegal, Costa de Marfil, Chad, Níger, Camerún, Mali, Gabón,
Mauritania, Burkina Faso, Benín, Togo, la Rep. Centroafricana y Madagascar, todas ellas en
1960; finalmente, las Islas Comores (1972) y Djibuti (1977).
• En sus dominios coloniales, el paternalismo del monarca belga y su política descolonizadora
a medio camino entre las 2 anteriores, condujo a la independencia del Congo Belga (posterior Zaire
y actual Congo) en 1960, Burundi (1962) y Ruanda (1962).
LA “ESPECIAL SITUACIÓN” EN SUDÁFRICA. La Unión Sudafricana, Estado independiente desde 1910, merecería un lugar destacado en la historia del siglo XX, aunque ello fuera más por su actitud desde que alcanzó su soberanía que por su pasado colonial. Me limitaré a comentar la cuestión más importante, aparte de la cuestión del colonialismo local sudafricano en Namibia (finalmente independiente en 1990): el “Apartheid”. Definido por sus teóricos como “desarrollo separado de las comunidades diferenciadas”, llegaría a ser denunciado por la ONU por “crimen contra la humanidad” y calificado como “grave amenaza para la paz y la seguridad internacionales”. Aquel sistema, que desde 1950 “estructuró” la nación sudafricana, por decirlo de algún modo, no era más que una estricta política discriminatoria, en todos los sentidos, contra los no blancos. Los negros se veían obligados a vivir en zonas marginales, no tenían derecho a votar, no podían sindicarse, determinados puestos de trabajo y lugares les eran totalmente inaccesibles, no podían contraerse matrimonios mixtos...; la minoría blanca dominante manejaba los resortes políticos, así como los recursos económicos, por lo que resultaba fácil el mantenimiento de tamaña atrocidad. A finales de 1991 ya se había abolido la base legal del “Apartheid”, pero aún no se había conseguido un derecho a votar para todos que no se alcanzaría hasta las elecciones del 10 de mayo de 1994; en ellas vencería Nelson Mandela, líder del ACN que se había pasado 30 años encarcelado tras haber propuesto la desobediencia masiva a la población negra como medida de protesta, convirtiéndose así en el primer presidente negro de Sudáfrica. Desde la distancia que nos dan tan sólo unos años, parece mentira cómo eso fue legal a fines del pasado siglo.
LA HERENCIA COLONIAL. EL MOVIMIENTO DE LOS PAISES NO ALINEADOS
La descolonización tuvo “sus luces y sus sombras”, pero aquí lo que interesa no es sino el
hecho de que las potencias imperiales, en conjunto, no lograron preparar a sus colonias para la
libertad, de ahí muchos de los males que hoy día sufren. Además, debido a que no siempre la
concesión de la independencia política significó la independencia real, tras chocar de bruces con la
realidad, muchos de los nuevos estados vieron cómo seguían bajo una situación de dependencia
económica que dificultaba la obtención de su independencia total. Es a ese punto hacia el que se
dirigen todas las recriminaciones que los autores han realizado del imperfecto proceso
descolonizador del siglo XX. En palabras de Hobsbawm, “desde 1945, el mundo colonial se ha
transformado en un mosaico de Estados nominalmente soberanos”, pero sólo eso.
EL “TERCER MUNDO”.
Dejando a un lado las consideraciones generales, los 2 grandes efectos que trajo bajo el brazo
la descolonización y que, a buen seguro, seguirán marcando su ritmo, son: el Subdesarrollo y el
Neocolonialismo, factores muchas veces interrelacionados, fundamentales para la explicación de lo
que convenimos en denominar “Tercer Mundo”. Éste, que agruparía criterios económicos,
sociales, históricos y políticos, y al que todos los autores coinciden en situar geográficamente en
aquellas zonas menos desarrolladas de Iberoamérica, África, Asia y Oceanía, se distinguiría por
estar sometido a un dominio político y una dependencia económica del mundo capitalista
desarrollado. Es decir, subdesarrollo junto a neocolonialismo, o lo que es lo mismo, la dependencia
tanto económica como social que desde su independencia han sufrido los países descolonizados. Su
sistema económico y, por ello, su sistema político y social, han sido y siguen siendo dirigidos por
las potencias mundiales: es la “dependencia tras la independencia”.
Resulta necesario llegado este punto comentar al menos cómo, partiendo de la trasposición del
término “Tercer Estado” utilizado durante la Revolución Francesa, fue un grupo de intelectuales
franceses, encabezado por el sociólogo francés Alfred Sauvy, el primero en aplicar en 1956 el
término “Tercer Mundo” a los países descolonizados. No obstante, el Tercer Estado en la
Revolución Francesa era un grupo social en ascenso y homogéneo políticamente, por lo que, como
vemos, cuando menos la equivalencia establecida parece inexacta.
TOMA DE CONCIENCIA.
Desde su independencia, surgió entre los estados afroasiáticos la necesidad de constituir un
grupo de presión coherente frente al bipolarismo impuesto por los EE.UU. y la URSS, que
evitase los enfrentamientos y propiciara el reconocimiento de igualdad de derechos y libertades para
todos los estados; así, la ya citada “Conferencia Afroasiática de Bandung” (1955) marcó la
entrada en el escenario internacional de esas naciones recientemente emancipadas, marcando un
hito importante de la descolonización y del nacimiento del “Tercer Mundo”. Recogiendo su
herencia, en 1960 aparecería el “Movimiento de los Países No Alineados”, alternativa válida al
imperante alineamiento mundial en uno de los dos bloques hegemónicos.
De todos modos, habría sido ya el año 1948 el determinante para la agrupación de los Países
No Alineados en defensa de sus intereses, acaparando en ese momento el protagonismo 3 líderes: en
Yugoslavia, el mariscal Tito, rompió con la URSS y estableció un socialismo autogestionario; en
India, el presidente Nehru, reclamaba un papel relevante para su país y quería convertir en espacio
estratégico el Océano Índico; y en Indonesia, el presidente Sukarno, encarnaba el arquetipo del
luchador anticolonial y antioccidental. Estos resumían el espíritu del Tercer Mundo como nueva
fuerza opuesta a la división del mundo en bloques y como expresión del anhelo de libertad de los
pueblos y su derecho a desarrollarse sin injerencias, por lo que por medio de la acción conjunta,
oponiéndose al colonialismo, al racismo y al imperialismo, “lucharon” transformando su pasiva
neutralidad en una activa no alineación. Así, con esa entrada en la vida internacional de los
Estados afroasiáticos como tercer bloque, no solo se reforzaba el principio de solidaridad entre los
colonizados, sino que surgiría también la idea de la “coexistencia pacífica” por primera vez en la
historia.
Su gran problema fue que nació con la intención de constituirse en alternativa para superar la
crisis del enfrentamiento entre los bloques y garantizar la paz, basándose en su supuesto peso
específico en las grandes conferencias y en la ONU, pero la realidad fue que la debilidad política de
sus planteamientos, unida al subdesarrollo y su dependencia económica, reforzó la “confrontación
Norte-Sur” lastrando al movimiento casi desde el principio, hasta llegarse a la pérdida total de
sentido y significación del término “No Alineación”.
PROBLEMÁTICA ACTUAL.
Ya en la década de los 80, con el retroceso del comunismo en todo el mundo, el movimiento
de los Países No Alineados se había consumido, con lo que las condiciones del Tercer Mundo,
hasta entonces de alguna manera más amparado por los
planteamientos de corte soviético, empeoraron
notablemente.
Además de la preocupación por encontrar un modelo político estable y adaptado a las necesidades de cada pueblo, los países del “Tercer Mundo” se encontraron con el tremendo desafío de superar su endémico subdesarrollo económico. Y es que, a pesar de los esfuerzos, la evolución económica de estos países ha sido en gran medida negativa, incrementándose la distancia que los separa de los países ricos, todo ello como consecuencia de varios factores:
• Alto crecimiento demográfico. La mejora de la sanidad, la erradicación de muchas
enfermedades y la disminución de la mortalidad han incidido sobre una alta natalidad, lo que, al no
aplicarse métodos de control de la natalidad, ha desembocado en un alto crecimiento demográfico
que agrava los problemas al hacerse necesarios más alimentos y productos.
• Carencia de medios técnicos e infraestructuras. Estos países parten además de la carencia
de cualquier preparación técnica, debiendo importar y aprender a utilizar complejos equipos
productivos, lo que aumenta su dependencia y endeudamiento con el mundo industrializado, que
explota sus recursos “expropiándoles” su riqueza.
• Armamento. En contradicción con lo anteriormente dicho, estos países subdesarrollados
gastan cantidades enormes de dinero en sofisticado armamento que proporciona saneados
beneficios a los países industriales, agravándose con ello su situación económica y política.
- Deuda exterior. Además, la ayuda económica prestada por diversos fondos internacionales o bancos privados suponen un incremento de sus recursos monetarios, pero al mismo tiempo una mayor dependencia puesto que deben devolver lo prestado con intereses. Actualmente, ante la imposibilidad de pagar, los países subdesarrollados piden la negociación política.
• Diversa evolución, pudiéndose establecer distintos grupos de desarrollo en estos países:
- Países productores de petróleo, que a pesar de las deficiencias han mejorado su nivel
económico general (ej. Arabia Saudí, Irán, Kuwait...).
- Países en vías de desarrollo, que gracias al colectivismo o al capitalismo han logrado un
incipiente desarrollo industrial (ej. Singapur, Sudáfrica...).
- Y finalmente, los países subdesarrollados a todos los niveles, dependientes de la caridad
internacional, que padecen hambrunas crónicas, (ej.
Etiopía, Chad, Sudán, Haití, Bangladesh, Laos...).
Lo más triste y doloroso es comprobar cómo el Tercer Mundo no sólo no ofrece visos de
mejorar y evolucionar sino que, más bien, se aprecia todo lo contrario y va abriéndose cada vez
más y más el abismo ya existente entre paises desarrollados y subdesarrollados.
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